Anatahan (1953) Josef Von Sternberg
Sorprende que esta obra maestra aún no sea muy conocida. Sin embargo, Sternberg, que desde la época muda ya había creado una filmografía excepcional, por si fuera poco alcanza aquí la difícil sencillez y serenidad expresiva sólo al alcance de los grandes genios, los poetas, y los espíritus más cultivados y profundos. Con una hondura esencial que fluye como quien respira, Sternberg se aleja del barroquismo que le hizo célebre en otro tiempo y adapta, narra y dirige, como si tal cosa, un relato épico a partir de un episodio de la segunda guerra mundial. Insisto: como si tal cosa, como quien respira. Esa aparente facilidad es sin duda la mayor prueba de una gran depuración formal, además de madurez espiritual y cinematográfica, rara cima que sólo de muy vez en cuando se encuentra, y a la que sólo algunos llegan con los años, o las décadas.
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