En una comuna hippie, se juntan varias maneras de ver la vida, y esto sirve al director para plantear actitudes ciertamente disidentes, diferentes y a veces estridentes sobre el mundo, las relaciones, la vida misma. Con algo de humor, y sin eludir cierta reflexión, pero sin pedanterías sesudas, el film muestra otras maneras de vivir la vida, y realiza una sutil crítica de algunas tendencias en principio subversivas en lo teórico pero complejas como poco en la práctica. De la teoría a la práctica, viene a decir la película, también hay bastante camino. Sin ser un film excepcional, ni en realidad lo que se entiende por cine político, muestra actitudes políticamente incorrectas, y otras que van siendo aceptadas, aunque a menudo a regañadientes.
Chats perchés (2004) Chris Marker
El cineasta Chris Marker, nacido en 1921, autor de "La jetée", "Sans soleil", crea una y otra vez cine innovador, original, revelando nuevas y valiosas aportaciones al medio. Su obra es clave en las intersecciones entre el documental, el film-ensayo, la vertiente social contestataria del cine, y la creatividad verdadera, que es libre pero ajena al ombliguismo de por ejemplo tantas veces el Godard de las horas bajas. Con este trabajo, Marker muestra una frescura envidiable, aunando las manifestaciones contra la guerra, los movimientos electorales y las apariciones de sonrientes "gatos encaramados", tal vez una buena manera de traducir esta obra, audaz, valiosa, repleta de vibrante vitalidad. Un film creado para la televisiva cadena francesa "arte", que sin duda muestra a un artista que no necesita demostrarlo en cada plano sino que se expresa con la belleza de un alma llena de lucidez y una mirada que une con naturalidad lo subversivo y lo alegre. Nada de extrañar, Marker probablemente sea el cineasta que mejor ha aunado la creatividad como un autor fundamental en la historia del cine, con el compromiso humano, social, trascendiendo y viajando constantemente entre el yo y el nosotros, sin perder la capacidad de sorprender(se), compartir y descubrir. Su mirada pura, sorprendida por lo maravilloso, puede ser todo un paradigma de que igual que otro mundo es posible, otro cine es posible. Un cine que sin ser esteticista se preocupe por la forma, que sin ser meramente panfletario exprese los movimientos sociales. Un cine vivo, juvenil en el mejor sentido de la palabra, en el que los tanques son coronados de margaritas y los gatos nos enseñan su mejor sonrisa.
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Monsieur Verdoux (1947) Charles Chaplin.
Esta obra maestra del genial Chaplin es una comedia negra y muy crítica contra el capitalismo salvaje, que da una visión socio-político-económica de un caso real de seducción criminal. La habilidad de Chaplin para dar una vuelta de tuerca cómica pero también humanista (aún en su negrura y amargura) quizá no tiene parangón alguno en la historia del cine. Chaplin acaba diciendo, por boca de Verdoux, que la guerra es un negocio criminal (bastante lucrativo por cierto), y que él como asesino de masas apenas es un aficionado. Y lo más inquietante es que tiene razón, Verdoux sencillamente lleva la lógica económica del capitalismo hasta sus últimas y criminales consecuencias por lo que si alguien dice que esta es de las películas más políticas de la historia, yo no voy a levantar la mano y ponerme a protestar. Sin duda este argumento, comprado a Orson Welles, no podía contar con un tratamiento más singular. El personaje de Verdoux, magníficamente interpretado por Chaplin, parece el reverso de su famoso Charlot, pero no es así, sencillamente los años han transformado al vagabundo en parado abocado a la miseria. Verdoux aplica entonces la lógica económica del capitalismo, y considera sus flirteos, mentiras y crímenes, sólo medios para un negocio, y ya no se detiene ante nada. El capitalismo no se detiene ante nada, y la acusación de Chaplin es así de fuerte, y de un plumazo dice las verdades más sangrantes del mundo, en crisis y siempre en guerra, en el que vivimos. Verdoux obra por dinero en un mundo en el que el único Dios que se adora es el dinero. Ni por asomo justifico los crímenes, ni en broma, pero la acusación de Verdoux es cierta, él ha aplicado en pequeña escala los crímenes de los grandes negocios organizados, como las guerras, y del macrosistema económico capitalista. Dan ganas de aplaudirle por decirlo, y con tal serenidad. En mi opinión esta obra maestra es un clásico del cine político, aunque no lo parece hasta su memorable final.
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