Medianoche (1939) Mitchell Leisen.
Hablan malas lenguas que el gran Billy Wilder dio el salto de guionista a director porque se sentía descontento con las películas que Leisen realizó con sus guiones, pero esto no se entiende una vez se ha disfrutado de la maravillosa obra maestra que es "Medianoche", un film que se puede poner sin rubor a la altura de los logros de Lubitsch, Preston Sturges, o Gregory La Cava. La magnífica dirección de Leisen (increíblemente olvidado en nuestros días) dota a la película de un aura de sutil elegancia no exenta de lucidez y de medida pero certera disección social, y del nervio narrativo imprescindible para que un film delicioso pero sin sacarina alce el vuelo como si tal cosa, fluyendo suavemente a través del tiempo y el espacio. Magia del cine.
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