19/1/10

1940-49









está pelín descoyuntado pero aquí hay algunas películas
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Luna nueva (1940) Howard Hawks. La adaptación del maestro Hawks tiene un giro argumental muy interesante al proponer que uno de los personajes sea mujer, lo que le da aún más juego a un guión ya de por sí impagable
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El gran Mc Ginty (1940) Preston Sturges. El genial guionista (y director) debutó tras las cámaras con esta sátira política que es un apreciable film menor en la obra de este maestro de la comedia americana. Lo que no es poca cosa.
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Los viajes de Sullivan (1941) Preston Sturges. Una obra maestra del gran Sturges. Una película maravillosamente divertida, con trasfondo social y reflexión sobre el quehacer cinematográfico, además de una vitalidad realista, apabullante y gozosa. ¡Qué bonito es reír!
-Bola de fuego (1941) Howard Hawks. Obra maestra de un maestro, con guión del maestro Billy Wilder, fotografía del maestro Gregg Toland... interpretaciones de Gary Cooper y Barbara Stanwyck y un genio en la dirección llamado Howard Hawks... Con todos estos ingredientes el resultado es un plato delicioso, una espléndida y arrebatadora comedia que sin duda pertenece al selecto club de las mejores películas de la historia del cine.
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Las tres noches de Eva / the lady Eve, de Preston Sturges (1941)
Barbara Stanwyck y Henry Fonda protagonizan esta deliciosa, sensual, ingeniosa y gran comedia, picarona y llena de delicadeza, del gran director y guionista (antes guionista y luego ambas cosas) Preston Sturges. Con momentos sublimes, diálogos maravillosos e interpretaciones magníficas esta película hace honor al talento y prestigio de Sturges. Telegráficamente: una obra maestra.
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Serenata nostálgica (1941) de Stevens, es una película que engrandece el corazón y emociona hasta el último fotograma, que hace sonreír, pero puede hacer llorar por las cosas que hacen reír y luchar y llorar a tantas mujeres y tantos hombres... una película preciosa, bonita y buena.
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El último refugio (1941) Raoul Walsh. La película que lanzó al estrellato a Humphrey Bogart, con Ida Lupino, guión adaptado por John Huston, la sabia dirección del gran Walsh, y un final, en todos los sentidos, en la cumbre. Sin paliativos, ni en su negrura ni en su ternura. Magnífica película.
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El arca de oro (1941) George Marshall. Una película que posee ese toque de la comedia americana clásica, alegre y chispeante, con un James Stewart tan apropiado como siempre.
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La mujer pantera (1942) de Jacques Tourneur es un clásico el cine de terror, pero clásico con mayúsculas, una película enorme y sin embargo sencilla y sin efectismos, sino sutil y embriagadora, en la que el uso de la elipsis y de la imaginación del espectador son fundamentales. Una obra maestra de un autor que merece ser mucho más reconocido de lo que lo es.
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El libro de la selva (1942) Zoltan Korda. Esplendoroso clásico del cine de aventuras basado en el relato de Kipling. Una gozada.
-Meshes of the afternoon (1943) Maya Deren y Alexander Hammid. Un corto clásico, fascinante, surrealista, gótico, poético, y quizá reivindicativo y feminista...
-::: La mitad del paraíso / the demi-paradise, de Anthony Asquith (1943)
¿Se puede hacer una película propagandística, hacerla en mitad de una guerra y que resulte una comedia ingeniosa, alegre, que trascienda lo panfletario para ir más allá, al ser humano, a las relaciones personales, al carácter de una nación que hace gala de sus mejores armas? Si, claro que se puede... esta película afirma los lazos entre ingleses y rusos enmedio de la segunda guerra mundial y utiliza el humor inglés (¡qué gran arma!) para hacerlo, y de paso, como quien no quiere la cosa, nos desvela que el humor es un arma sólo comparable a la templanza. En pocas palabras, una delicia.
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Arsénico por compasión (1944) de Frank Capra. Es una obra maestra de la comedia con toques de ambientación terrorífica y una historia indeleble, entre negra y luminosa. Además cuenta con una de las interpretaciones más divertidas del grandísimo Cary Grant. Una maravilla.
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La torre de los siete jorobados (1944) Edgar Neville. Una maravillosa comedia fantástica llena de originalidad, es la obra maestra que mejor expresa el talento de Neville. Imprescindible en la historia del cine español, y la prueba de que se puede hacer una película profundamente castiza sin por ello caer en la españolada. Una película con entidad propia, y de esas no hay muchas. Y es deliciosa
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La vida en un hilo (1945) Edgar Neville. El talento de Neville se demuestra una vez más en este delicioso clásico de la comedia española, en el que el autor plantea en tono amable y desenfadado el papel del azar en nuestras vidas. Esto dicho así podría ser una cosa grave y altisonante, pero Neville deja que todo cobre una maravillosa levedad y la película fluya con alegría y vitalidad. Y así el resultado es una comedia llena de encanto, recorrida por la magia y la fe en la vida.
-Detour (1945) Edgar G. Ulmer. Es una de las obras maestras del cine negro, y una de las películas más fatalistas de la historia del cine. Un halo de emboscada del destino se cierne como algo más que una amenaza sobre unos personajes abocados a la perdición sin posibilidad alguna de hallar un final feliz. Casi existencialista, es un film memorable y milagroso en cierto modo, a pesar de su negrura, pues se trata de una obra realizada en una productora de ni se sabe qué categoría, con medios ínfimos pero que confirma de nuevo que lo más importante en el cine es el talento. Y Detour es una magnífica muestra del talento cinematográfico de Ulmer.
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Recuerda (1945) Alfred Hitchcock. Al magisterio de Hitchcock (tardíamente reconocido por la nouvelle vague, pues durante décadas se le vio como un mero autor comercial) y su constante del falso culpable se unen en esta película los decorados oníricos de Salvador Dalí (a quien acusaban de Avida Dollars) y las interpretaciones de Gregory Peck y la maravillosa Ingrid Bergman. Valga el juego de palabras, pero es de las películas que se recuerdan.
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Breve encuentro (1945) David Lean. Es una magnífica película con momentos inolvidables que han quedado grabados en la historia del cine. Un retrato de la pequeña burguesía británica de la época minucioso y admirable. Una historia sentimental desarrollada con un estilo narrativo soberbio. Una joya que hizo pensar a Wilder en el personaje que les presta "El apartamento".
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El sureño (1945) Jean Renoir. Cuando se ha logrado la maestría en el arte cinematográfico de un Jean Renoir sucede que obras tan vitalistas y apreciables como esta película quedan algo a la sombra de obras maestras como Una partida de campo o El río, sin las que el cine e incluso la vida carecerían de sentido. Esta pequeña joya escondida es sencillamente maravillosa, y es que la bondad, el talento y la alegría de vivir de Renoir recorren su filmografía como la sangre las venas o el agua los ríos.
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El crimen de la calle de Bordadores (1946) Edgar Neville. Una muestra (más) del talento de Neville, autor singular y al mismo tiempo de lo más castizo, curiosa e interesante mezcla, en esta historia muy bien resuelta.
-Tierra generosa / canyon passage, de Jacques Tourneur (1946)
Jacques Tourneur ha pasado a la historia del cine y al altar de tantos cinéfilos gracias a clásicos del terror como "La mujer pantera" o del cine negro como "Retorno al pasado", pero también realizó este western en color con una fotografía y narrativa alegre, luminosa, viva, que se disfruta con agrado porque es encantador, y muestra una vez más el don de Tourneur para realizar magníficas películas independientemente del género de la película. Un tesoro escondido esperando ser descubierto.
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Narciso negro (1946) de Michael Powell y Emeric Pressburger. Un clásico del cine inglés bastante perturbador con una atmósfera enigmática muy lograda.
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El pecado de Cluny Brown (1946) de Lubitsch es, por desgracia, la última de las obras maestras de un director que tuvo varias... Hace falta decir poco más. Maravilllosa.
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Forajidos (1946) de Robert Siodmak, es una obra maestra del cine negro con una magnífica dirección (¡qué poco reconocido el indudable talento de Siodmak!) y las interpretaciones de dos estrellas emergentes: Burt Lancaster y Ava Gardner. El guión se basa en un relato de Hemingway. Un trabajo formidable, impecable.
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La escalera de caracol (1946) de Siodmak, es un clásico del cine de intriga con buenas interpretaciones y audaces recursos visuales para narrar una historia enfermiza de asesinatos en serie. Inolvidable.
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Cadenas rotas (1946) de David Lean, es la adaptación deGrandes esperanzas de Dickens. Un relato maravilloso e inolvidable, con magníficas interpretaciones.
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Latido (1946) Sam Wood. Agradable comedia, que empieza en una academia de carteristas y continúa en ambientes elegantes, con Ginger Rogers, en la que esta actriz tan dotada para la la comedia despliega su don bajo el buen hacer de uno de esos directores a los que hay que reivindicar: Sam Wood.
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::: El beso de la muerte / kiss of death, de Henry Hathaway (1947)
Este clásico del cine negro está sólidamente realizado y magníficamente interpretado, siendo además un ejemplo algo esperanzador en un género tan poblado de mujeres fatales, traiciones, pesimismo, fatalismo y amargura ante un destino más que mortal. El beso de la muerte, a pesar de su título sombrío, es un soplo de vida surgido de las tinieblas, una muestra de algo que es posible en la vida de toda persona: la redención y el cambio, una nueva oportunidad y una vida alejada de la escoria y los bajos fondos, no sólo físicos sino morales. Cinematográficamente hay escenas realmente bien construidas que alcanzan una tensión, latente desde cierto giro argumental, que desencadena el final, que no desvelaré, claro. Pero, cuando escribo esta crítica es porque siento que vale la pena ver esta película hasta el final.
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El fantasma y la Sra Muir (1947) de J.L. Mankievick es una joya más para añadir a la colección del gran director, en esta ocasión con un relato magnífico y tan romántico, misterioso, y magistralmente interpretado y desarrollado que se convierte en un espíritu sutil y profundo que se respira hasta lo más profundo del alma, y allí permanece en una bendita cadena perpetua. Una obra maestra como hay muy pocas, como no hay ninguna, pues tiene un alma propia, tiene vida propia.
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Sinfonía de la vida (1947) Sam Wood. Una buena película, llena de ternura, sobre esas pequeñas cosas de la vida que suceden a los habitantes de una ciudad de antaño. Sensible, deliciosa y llena de vitalidad, merece ser mucho más conocida.
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El asesino poeta (1947) Douglas Sirk. Una joya escondida en la filmografía del maestro del melodrama, esta magnífica película, que es un verdadero placer, plantea una intriga sobre un criminal que se obsesiona con unir belleza y muerte. Soberbia, ágil, viva y magníficamente interpretada. Casi es un crimen perdérsela.
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Cuerpo y alma (1947) Robert Rossen. Quizá la mejor película de un director que merece ser reivindicado, refleja el mundo del boxeo con una intensidad y habilidad memorables.
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Retorno al pasado (1947) de Jacques Tourneur es otra joya de la filmografía de Tourneur, siendo un clásico del cine negro con una atmósfera muy lograda.
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Los amantes de la noche (1947) Nicholas Ray. Rara vez una película logra fundir lo delictivo y lo romántico con la poesía y maestría con las que Nicholas Ray alumbró esta primera joya de su filmografía. Arrebatadora, sublime, descorazonadora, sublime.
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Berlín exprés (1948) Jacques Tourneur. El talento de Tourneur era capaz de afrontar con garantías y algo más que solvencia cualquier género. Esta película de suspense es una nueva prueba de su gran valía cinematográfica.
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Louisiana story (1948) Robert J. Flaherty. El pionero del documental presta su aliento poético a un documental financiado por una petrolera, en la que afirma la posibilidad de una armonía entre la naturaleza y el desarrollo industrializado moderno. Su celebración de la belleza y la vitalidad, siempre presentes en su obra, aquí sin embargo está al servicio de una industria que en nada beneficia a la naturaleza. Admirable cinematográficamente y con el talento y sensibilidad de un poeta de la imagen, aunque iluso en su planteamiento.
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El amor (1948) de Roberto Rossellini. Es un homenaje a Anna Magnani compuesto por dos episodios, uno basado en Jean Cocteau y otro en Fellini, que también actúa. Inolvidable.
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Fort apache (1948) de John Ford, es una película magistral llena del talento y generosidad del gran director, con sus personajes maravillosamente retratados y su gran don para hacer de una película no sólo un auténtico acontecimiento sino algo que late con vida propia, better than life! como dicen los americanos. ¡Qué grande! Un western memorable con Henry Fonda, John Wayne y Monument Valley.
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Al rojo vivo (1949) de Raoul Walsh. Es un clásico interpretado magníficamente por el gran James Cagney, un tipo de mucho cuidado, patológicamente influido por su madre. Inolvidable y sobrecogedora su reacción a cierta noticia en la cárcel.
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El perro rabioso (1949) de Akira Kurosawa, es una película policíaca con influencias neorrealistas en la que se deja traslucir el humanismo del gran director, en este caso incidiendo en el sentido de la responsabilidad y en la virtud de la perseverancia. Al año siguiente el mundo entero descubrió a Kurosawa gracias a Rashomon.
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La carta (1949) de William Wyler, es un magnífico melodrama con excelentes interpretaciones, inolvidable Bette Davis en un papel de los que la hicieron célebre, y la sabia dirección de un director quizá algo subestimado como William Wyler.
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El abrazo de la muerte (1949) Robert Siodmak. Una obra maestra del cine negro, en la que tras Forajidos se vuelven a encontrar Burt Lancaster y el todavía no lo bastanta valorado Robert Siodmak. La escena en la que suenan las sirenas es para las antologías, al igual que esta película.
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El manantial (1949) King Vidor. Una película que rezuma vitalidad enfrentada a mediocridad y maldad, una lucha en las alturas de la inteligencia, el corazón y el espíritu que defiende con nobleza la valentía de ser uno mismo, a pesar de todas las mediocridades y zancadillas mayoritarias. Cine del bueno, del valiente, del que ensancha el alma y reafirma lo mejor de la humanidad.
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