16/1/10

1970-79

está pelín descoyuntado pero aquí hay algunas películas
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Vampir Cuadecuc (1970) Pere Portabella. Una obra maestra del cine experimental, vanguardista, independiente, rodado a partir del rodaje de "El conde Drácula" por Jess Franco. Pero más allá de lo que alguien puede considerar un precedente ilustre del "making off", esta película fascinante, sugerente, inquietante y arrebatadora es una expresión cinematográfica y metacinematográfica de altura, una reflexión crítica, y no exenta de ironía, sobre el quehacer cinematográfico, con un resultado estético inquietante y sobrecogedor, por momentos irreal de puro fantasmal y alucinante, bordeada además por una banda sonora audaz y transgresora de Carles Santos. Estrenada en el MoMA neoyorquino, con su autor vetado incluso para viajar a la proyección, en España fue prohibida y no se estrenó en tiempos de la dictadura. Sin embargo lleva décadas siendo considerada a nivel mundial (MoMA, Cannes, por Amos Vogel...) una obra de culto y todo un clásico, y merecidamente. Cine para amantes del cine, y ya se sabe que quien puede decir cuanto ama, pequeño amor siente. ¡¡¡Cine vampirizando al propio Drácula!!!
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Apuntes para una Orestiada africana (1970) Pier Paolo Pasolini. Este pequeño clásico del film-ensayo recorre África buscando personajes, metáforas, escenarios y conexiones entre la obra clásica de Esquilo y la nueva realidad africana de independencia y democratización de aquellos años. Hermanada en espíritu y libertad formal con obras (posteriores) como "Sin sol" de Chris Marker, o "Histoire(s) du cinema" de Godard, el director italiano se adentra en los intersticios entre el cine documental y el cine narrativo, entre la realidad y la ficción, y teje una obra personal evocadora de una película que en realidad no llegó a filmar. Magia del cine, imaginar la película que Pasolini pudo haber hecho con las ideas que laten en estos apuntes.
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Yo vigilo el camino (1970) de John Frankenheimer (un director que hizo cosas muy interesantes) es una película en la que la música de Cash acompaña la cruda historia que interpreta Gergory Peck.
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El pájaro de las plumas de cristal, Dario Argento (1970). El primer éxito de Argento sigue muy de cerca a Bava, con un juego policíaco que sin embargo se muestra desde el primer instante, pero imperceptiblemente. 
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Los aristogatos (1970) Wolfgang Reitherman. Quizá una de las películas de animación más entretenidas de la factoría Disney, esta historia de gatos aristocráticos que deben mezclarse con gatos arrabaleros tiene su encanto y algo de jazz. 
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Dodes' ka-Den (1971) de Akira Kurosawa, es una buena película que fue un fracaso comercial en Japón y supuso un revés tan fuerte para el autor que intentó (afortunadamente sin éxito) suicidarse. Se trata de un drama humanista, como todos los de Kurosawa, ambientado en los suburbios, entre sus miserias materiales y a veces morales, sus ilusiones, su lucha por la vida. La poesía fluye a veces luminosa y maravillosamente entre estos escombros y mutilados o deshechos humanos en ocasiones en una película inolvidablemente fotografiada y bien interpretada. Su fracaso comercial era comprensible, pues el maestro mostró sin edulcorar ni ahorrar metraje, con valentía y realismo, la cara menos agradable de su sociedad, con la intención optimista (quizá ilusa) de poder mejorarla. Acusado muchas veces de pesimista, Kurosawa decía que el pesimismo consiste en no afrontar la realidad, en negarla, en no afrontarla, que es lo que hizo en varias de sus películas. Pudo haber hecho un film comercial, una película corta y superficial pero tuvo el valor (y el valor es casi un delito en ocasiones) de no suavizar ni el drama ni los escenarios, de extenderse más allá de las dos horas y no embellecer las cosas tristes o feas de la vida. Es un film inolvidable, dramático, pero Kurosawa con su aliento vitalista desemboca en el humanismo del que procede. Ah, el título es la onomatopeya que repite el inolvidable personaje que imita el sonido y los movimientos del tranvía. Una película a reivindicar, casi le cuesta la vida al maestro.
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Johnny cogió su fusil (1971) Dalton Trumbo. El prestigioso guionista llevó a la gran pantalla su propia obra, en un inolvidable film antibelicista, profundamente humano, que constituye un pequeño clásico. La dirección de Trumbo logra llegar al corazón uniendo hábilmente imágenes en blanco y negro y en color, recurso que empleó Resnais en su documental "Noche y niebla". El grupo Metallica, cuando era aguerrido, utilizó metraje de este film en el video clip de su canción "one".
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Naves misteriosas (1971) Douglas Trumbull. Un clásico de la ciencia ficción con marcado cariz ecológico y humanista en vez de la habitual amalgama informe de efectos especiales sin más. Las maquetas y trucajes, los efectos especiales de antaño, por otra parte, desprendían una calidez perdida por lo general con las modernas, pero frías, técnicas informáticas. 
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Hermano sol, hermana luna (1972) Franco Zeffirelli. Francisco de Asís, un iluminado disidente del corrompido catolicismo capitalista dominante en su época, fundó con gran alegría de vivir y basándose en el voto de pobreza (toda una herejía) la orden franciscana. Zeffirelli muestra de manera gozosa, con bondad y candor, el despertar de su fe y su actitud ante la vida. En el estreno la película se emparentaba con el movimiento hippy, y el film está recorrido de bellas melodías. Muchos dirán que un film amanerado, pero con algo alegre y vivo en su interior.
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Gritos y susurros (1972) Ingmar Bergman. Desgarrador drama magníficamente interpretado y fotografiado (el maestro Sven Nykvist) con memorables fundidos en rojo. Ahonda en los estertores, en la cercanía de la muerte, en el sufrimiento. Cruda, con latidos de agonía, pasión, muerte y susurros de vida.
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El diablo en la señorita Jones (1972) Gerard Damiano. La trilogía de oro del cine sexual está formada por Garganta profunda, que fue un fenómeno sociológico y es en el fondo una comedia; Tras la puerta verde, que supone una coreográfica performance casi reflexiva sobre el propio género, y El diablo en la señorita Jones, que tiene un cariz dramático y una atmósfera tan artística como lúdica. Damiano fue alabado con esta obra maestra del género como el Bergman del cine para adultos. La película es audaz e inolvidable, con uno de los principios más inauditos jamás rodados en una película. Además derribó de alguna manera la barrera entre film pornográfico y film artístico. Gerard Damiano, conviene recordarlo, ha pasado a la historia por ser el mejor director de cine para adultos de la mejor época del género, en la que había argumentos, humor... Quizá eran "los tiempos en que el aire era limpio y el sexo era sucio", como dijo Woody Allen.
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La huella (1972) Joseph L. Mankiewicz. Si alguien no ha visto esta obra maestra y por desgracia ha padecido el remake, en fin, que compare y verá lo innecesarios y nocivos que suelen ser los remakes. El duelo interpretativo entre Olivier y Caine es para las antologías.
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Ceremonia sangrienta (1972) Jorge Grau. Este notable clásico del terror español es sin duda una de las mejores películas de Jorge Grau, un director más que interesante a reivindicar urgentemente, pues una vez más demuestra estar dotado de una gran inventiva visual, como también demostró en otra obra del género "No profanar el sueño de los muertos". En "Ceremonia sangrienta", además de inspirarse en el caso de la condesa Bathory, que se bañaba en sangre de muchachas vírgenes (fue uno de los "Cuentos inmorales" de Borowzcyk) deja lúcidos apuntes sociales sobre el verdadero vampirismo, como quien no quiere la cosa.
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Trabajo ocasional de una esclava (1973) Alexander Kluge,  es el resurgir del cine alemán en los 70, con uno de sus mejores títulos, crítico, humano, combativo y vitalista.
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Almas de metal (1973) Michael Crichton. Una buena muestra de la ciencia ficción menos convencional, a través de un relato futurista, pero sin el decorado espacial al uso, que resulta de lo más original y está magníficamente realizada. 
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Aguirre, la cólera de dios (1973) Werner Herzog. Un clásico para la historia del cine, impregnado de un fascinante magnetismo y un aura de irrealidad sobrecogedor. Un hito del cine, con una atmósfera inolvidable. Con una interpretación de Klaus Kinski memorable, casi se puede decir que esta película tiene vida propia. Junto a la joya escondida de la filmografía de Herzog, Corazón de cristal, sin duda su obra maestra.
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Hermanas, Brian de Palma (1973). Una muestra del hitchconiano estilo del director en un relato de terror llevado con habilidad narrativa. La carta de presentación del entonces prometedor Brian de Palma.
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El hombre de mimbre, Robin Hardy (1973). Esta magnífica película ha quedado demasiado relegada en la historia del cine, pues se trata de un film más que interesante, con elementos muy originales, bebe de fuentes más que notables y posee un final de los que no se olvidan. El público le dio la espalda, naturalmente, porque más que una película de terror al uso, muestra un relativismo moral y un enfrentamiento entre costumbres y maneras de vivir más que sugestivo. Es todo un hallazgo, una joya ya pulida.
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Rojo oscuro (1975) Dario Argento. Quizá la película más lograda del director italiano de terror, con momentos muy originales, hallazgos visuales memorables... aunque desigual, lastrada por un metraje excesivo y una música que carece de la intensidad emotiva que podría haber encumbrado esta película (del sobrevalorado Argento, seguidor de Mario Bava) a la categoría de obra maestra, aunque se trata de una película apreciable y una obra de culto.

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La matanza de Texas (1974) Tobe Hooper A esta obra ya clásica, todo un film de culto en el género del terror, hay que reconocerle que su impacto es tremendo, y se debe en gran parte a la desquiciante banda sonora, más que a la profusión efectista de truculencia y efectos visuales de sus baratos imitadores. Un film clave en la historia del terror, en el que la mayoría cree ver más de lo que realmente ve, y eso es una muestra de talento. Sus imitadores, carentes de talento alguno, recurren desde entonces a lo explícito, efectista, obvio, en vez de a la atmósfera sugerente y perturbadora del original. Un film imprescindible en la historia del cine.
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Sucesos en la IV fase (1974) Saul Bass. Una de las obras maestras de la ciencia-ficción, es una película dirigida con el tono adecuado por el mítico creador de carteles, títulos de créditos, storyboards... Saul Bass. Talento no le faltó nunca a Bass, y en esta película lo demostró una vez más, y con creces. Memorable.
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No profanar el sueño de los muertos (1974) Jorge Grau. Notable muestra del truculento subgénero zombie (muertos vivientes, vísceras...) con algunos rasgos ecologistas y contraculturales, y un acabado visual destacable. Un film a reivindicar, pues incluso con el doble de medios la mayoría de directores hubieran logrado un resultado muy mediocre, o incluso aterrador en el peor sentido de la palabra.
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Primera plana (1974) Billy Wilder. La versión del maestro Wilder devuelve la historia a su origen pero cargando incluso más las tintas y las sonrisas, y con un reparto e interpretaciones que siguen siendo de antología, en especial Jack Lemmon y Walter Mathau.
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La historia de Joanna (1975), dirigida por Gerard Damiano es una de las obras maestras del cine sexual, para adultos, hardcore, porno o como quieran llamarlo, superando con mucho el original literario en el que se inspira, adaptado como sado light en "Historia de O" por Just Jaeckin. Las comparaciones siempre son odiosas, y en este caso aún más, pues el gran Gerard Damiano da toda una lección de cine creando una atmósfera maravillosamente lánguida, tenebrosa, apasionada, doliente y aún así cálida, tórrida, ardiente que en su versión íntegra se atreve incluso a mostrar una escena homosexual (que provocó disturbios en las proyecciones y que suele escamotearse en las ediciones videográficas) entre otras cosas. La música clásica acompaña y acompasa maravillosamente escenas que palpitan de deseo. Es difícil ver diálogos de los cuerpos que sean como esas parejas de baile que se enlazan con una armonía creada en los cielos, y sentir infiernos tan hondos. Soberbia en todos los aspectos, esta película interpretada magistralmente es un tesoro al que afortunadamente alguien no ha echado la llave, y así he podido encontrarla a través de los enjambres compartidos de la red, en versión íntegra y con el sonido a celuloide mil y una veces proyectado. Miel y sangre de la vida en fotogramas que expresan la poesía de la pasión, el deseo, el sexo y el amor.
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El honor perdido de Katharina Blum (1975) Volker Schlöndorff y Margarethe von Trotta, adapta la obra homónima del nobel de literatura Heinrich Böll denunciando tanto prácticas policiales inmorales como despiadadas artimañas del periodismo sensacionalista (especialmente el Bild alemán) quizá sin sacarle todo el partido posible pero en cualquier caso muestra sin velos prácticas vergonzosas y cuestiona en qué se puede convertir la libertad de prensa. Una reflexión que sigue vigente en estos días, y lamentablemente seguirá vigente en el futuro.


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Corazón de cristal (1975) de Werner Herzog. Es una película con un aroma especial. Destila esencias raras y a menudo enigmáticas y preciosas. Cautiva, embelesa, perturba, conmueve, inquieta, deja un poso sutil en el alma.
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El viaje a la felicidad de mamá Kuster / mutter Küster fahrt zum himmel, de R.W. Fassbinder (1975)
Las películas de Fassbinder, a menudo dramáticas, a veces muy amargas, críticas y en el mejor sentido de la palabra a menudo melodramáticas, con frecuencia fueron polémicas porque abordaron asuntos y rincones oscuros y espinosos, tanto del ser humano como de la sociedad. En este amargo viaje, no a la felicidad, que el título es engañoso, Fassbinder retrata con lucidez la manipulación mediática de un suceso por la prensa sensacionalista y por ciertos grupos políticos, y también reflexiona en cierto modo sobre hasta qué punto las relaciones personales pueden ser duraderas, y aparentemente cercanas, pero en el fondo convencionales y poco profundas, o menos de lo que suponemos. Con un final cinematográficamente quizá rebelde, o quizá no, no deja lugar al iluso optimismo de confiar a corazón abierto en alguien en los momentos de adversidad porque la maldad, el arribismo, el oportunismo y el hacer leña del árbol caído, como la manipulación y la maldad, existen, y Fassbinder simplemente lo muestra. Por tanto lo lógico es que el viaje de mamá Kuster sea hacia una verdad más grande y dolorosa, y que el final sea, en vez de feliz, más bien realista. Sin embargo esta autenticidad en la manera de tratar la condición humana, lejos de idealizaciones e ilusiones de cuentos de hadas, en mi opinión hacen de esta película (y de gran parte de la obra del autor) vigente por lo que nos muestra del propio ser humano. A fin de cuentas Fassbinder no es pesimista pues muestra la inocencia, la bondad humana, y también la maldad humana. Su conclusión puede parecernos desencantada, pero seamos realistas, a decir verdades desagradables se le llama pesimismo. Y quizá el optimismo sea considerar que mostrar lo pésimo de la realidad es un medio de no caer en sus garras. Y esto creo que es constante en la obra de Fassbinder, una obra llena de advertencias para ingenuos, para quienes creen que el mundo es mejor de lo que es.
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Barry Lyndon (1975) de Kubrick, refleja su maniático perfeccionismo en un film algo esteticista y de duración exagerada, pero hay que reconocerle una ambientación musical exquisita y un empeño visual innegable, aunque prefiero al Kubrick de Atraco perfecto y Senderos de gloria.
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La profecía, Richard Donner (1976). Una película magnífica, con interpretaciones soberbias, en la que el mal campa a sus anchas en una atmósfera cotidiana que se va volviendo turbia y fatal. Desasosegante, o sea, espléndida película de terror.
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Carrie, Brian de Palma (1976). Con un virtuosismo técnico apabullante, el director se vale de una interpretación memorable de Sissi Spacek para adaptar la novela de Stephen King. Visualmente es un film impactante, incluso efectista, pero más que interesante.
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Alice in Wonderland (1976) Bud TownsendAhora que el cibersexo es tanto (pero tan poco), es bonito volver la mirada a los clásicos del cine sexual, como esta comedia sexual musical inspirada muy libremente, o libertinamente, en la obra de Lewis Carroll. Alice in Wonderland, dirigida por Bud Townsend en 1976, es un ejemplo increíble de desparpajo y alegría de vivir, en la que el sexo es uno de los motivos que nos ponen una sonrisa en la cara. Gracias al propio cibersexo la película está disponible online, con entrada gratuita, como fairy tale. Se puede sonreír, cantar, bailar y alegrarse el día, y no sólo sexualmente hablando, con esta deliciosa y simpática película. ¡A disfrutar de la vida, que puede ser maravillosa!.
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Los duelistas (1977) Ridley Scott. Magnífica ópera prima del mejor Scott, que destaca por un preciosismo fotográfico increíble, una gran belleza plástica, y en esta ocasión el director no cae en el esteticismo videoclipero que arruina su prometedora filmografía, en la que sobresalen títulos tan memorables como Alien y Blade runner.



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Una jornada particular (1977) Ettore Scola. Una película muy especial, maravillosamente interpretada por Loren y Mastroiani. Ambientada durante la visita de Hitler a la Italia fascista posee una vitalidad apedreada por la represión que la envuelve dolorosamente en una tristeza digna y humana. Una grandísima película que se hace inolvidable para quien la respira.
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Hordas salvajes (1977) Kon Ichikawa. Una experiencia cinematográfica original que lleva a la gran pantalla el mito del Ave Fénix con un desparpajo visual increíble, incluídos fragmentos de animación ¡y con la colaboración del gran animador Osamu Tezuka!. Hiperbólica, combina violencia con humor infantil, como si tal cosa.
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Bilbao (1978) de Bigas Luna es una película obsesiva y sucia pero magnética. Probablemente la mejor obra de su autor. Fascinante.
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Nosferatu (1978) de Werner Herzog es una personal adaptación de los relatos sobre vampiros y el conde Drácula, visualmente fascinante por momentos, con Klaus Kinski e Isabelle Adjani. Su atmósfera, alejadísima de la creada por Murnau en su obra maestra, sin embargo resulta muy sugerente y también aterradora.
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Barbara Broadcast (1978) de Henry Paris es una de las más increíbles películas del cine para adultos, sexual, hardcore o pornográfico, como se le quiera llamar. A un guión inspirado en una "fantasía real" se suman una ambientación que llega a la exquisitez en un desarrollo que aunque decae a la mitad del metraje se inicia con una portentosa y arrebatadora entrada en la que la música de Strauss cobra una nueva dimensión. Le falta muy poco para ser una obra maestra del género, aunque sin duda es una película muy especial, en la que el director probablemente dio lo mejor de sí mismo (al igual que el reparto). Quizá, en cierto modo, la película más sexual de la historia del género, y una de las que más elegancia desborda, al igual que un delicado halo romántico a la vez que un desenfado lúdico verdaderamente impagable. Paradójicamente, es una película que, y esto es poco frecuente en una película explícita, muestra lo justo, es decir que deja aún espacio para la fantasía y la imaginación... Una joya, un manjar delicioso.
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Al final de la escalera, Peter Medak (1979). Un relato magníficamente narrado que posee una increíble turbulencia interior. Se trata de uno de los más logrados cuentos de fantasmas llevado a la gran pantalla.
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La noche de Halloween, John Carpenter (1978). Imitada y más imitada, la obra de Carpenter, fue un éxito del cine independiente que puso de moda las series de destripadores. Por supuesto el original rezuma una calidad y habilidad ajena a las copias y secuelas. 


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Black jack (1979) de Ken Loach, es una película de aventuras ambientada en el XVIII, que además de ser una rareza entre el cine del inglés, se convierte en un viaje sorprendente que se disfruta con agrado.el hombre del carrito, de Hiroshi Inagaki, cuenta con el inolvidable Mifune en una historia entrañable que pudo tener un final más feliz o con menos sentido de culpa.
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Mi tío de América (1979) Alain Resnais. Esta película plantea las relaciones humanas a partir de los estudios del profesor Laborit. Puntuada con numerosas imágenes de otras películas, es una obra quizá incómoda al comparar situaciones humanas con experimentos con ratas de laboratorio, pero quizá da una visión más realista sobre el ser humano. En cualquier caso una obra que provoca cierta reflexión.
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Arrebato (1979) de Iván Zulueta. Es una película española que de ser americana sería considerada una obra maestra del cine mundial, y es un film de culto a la altura del mejor Lynch por lo menos. Su historia es fascinante, arrebatadora, y conjuga elementos de vampirismo, drogadicción y cinefilia. Inolvidable, una experiencia única, su existencia justifica la creación del cinematógrafo.
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