Le roman d'un tricheur (1936) Sacha Guitry
Esta película, no poco divertida, tiene un planteamiento cinematográfico original: narra la historia de un hombre que va haciendo trampas y más trampas, pero en su mayor parte con los recursos del cine mudo y la narración de la voz en off. Esta mezcla de cine mudo y sonoro es inusual, y la película adquiere una textura propia al dar la impresión de ser una cinta muda a la que se ha añadido el comentario hablado. En el fondo quizá este film evoca en cierto modo las primitivas proyecciones del cine mudo (que a menudo no fue del todo mudo) en las que, en directo, en la sala, había un narrador que iba explicando, de viva voz, la historia, práctica por ejemplo muy extendida en Japón, donde este oficio podía ser considerado todo un arte. Guitry plasma con esta propuesta singular un universo en apariencia ligero, pero sutilmente trufado de agudas reflexiones sobre la vida, la honradez, la estafa, al fin y al cabo sobre las engañosas apariencias de la vida.
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