Moon (2009) Duncan Jones
La reciente ciencia-ficción suele consistir en una suma estéril y molesta de efectos especiales sin sentido, alardes técnicos superespectaculares y vacíos y una mercadotecnia dominante, en un contexto adolescente, infantilizante y bobalicón del género. Y no pondré ejemplos, pero igual que es posible otro mundo no tan detestable, es posible, incluso hoy en día, una ciencia-ficción más adulta e interesante, con más humanidad y menos mercantilismo. Duncan Jones, entre otras cosas hijo de David Bowie, se destapa al mundo entero con una película independiente que hace de un ajustado presupuesto una virtud, que une técnicas de efectos analógicos, mecánicos, las maquetas de toda la vida, con la tecnología informática, y sobre todo con un guión y dirección más preocupados por contar una historia que por regodearse en el esteticismo vacuo al uso, sin descuidar, sin embargo, una presentación visual cuidada y digna. Llena de referencias en el propio género, "Naves misteriosas" o "Atmósfera cero", entre otras, aunque seguramente "2001, una odisea en el espacio" y "Solaris" (la de Tarkovski) tampoco pueden soslayarse, consigue dejar claro una vez más que la ciencia-ficción es un género adulto si se quiere afrontar con una mentalidad que exceda los contextos palomiteros en boga. Más allá de la facilona moda dominante, Duncan Jones se revela como un director interesado por crear cierta calidez auténtica y humana.
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