Aimée y Jaguar (1999) Max Farberbock
Loado sea internet, alguien citó este film en un foro y yo siguiendo la pista lo he visto. ¡Y qué película!, un film que tiene unas interpretaciones soberbias, y que a pesar de ciertos vaivenes jamás pierde el interés, ni banaliza, ni pretende ser la obra de un artista, ni sienta cátedra, pero muestra una relación romántica como pocas en la Alemania nazi, entre una judía y... ¿lo imaginan?, pues sí, con la mujer de un soldado nazi. ¿Inverosímil?, pues está basada en hechos reales, tan reales que tiemblan, duelen y gozan con una vitalidad apasionada, profunda y sensual que deja un poso de por vida, pues así es el amor. El amor no consiste en cháchara intrascendente o pedante sino en todo aquello que la palabra nunca podrá expresar, pero sí el fuego y el brillo de una mirada. Hay escenas que son de una intensidad emotiva impresionante, y no hablo de un superficial erotismo (que no es tampoco algo malo bien mirado) hablo de que un hombre puede ponerse perfectamente en la situación de ser una de esas dos mujeres -personas-, pues la película sobre todo -lejos de ser una apología lésbica o algo así- es una historia de amor, y el amor es universal, trasciende culturas, épocas e incluso inclinaciones sexuales. Si una historia de amor está bien narrada, el arrebato, la ternura, la desesperación, la sensualidad y el dolor, además de todas las demás complejidades, riquezas y emociones del amor, todo eso lo sentimos como propio. Y en mi opinión esta película lo logra, y no es fácil, muchas comedias románticas no suelen ser ni tan comedias ni tan románticas (y no lo logran) y hay quien llama pornografía para mujeres (la pornografía para hombres sería el cine sexual, pero yo discrepo y mucho en este punto, pues el cine sexual para mí es tanto para hombres como para mujeres, y el cine romántico también) a las comedias románticas, a lo que puedo decir que puede que bastantes lo sean en cierto modo, el caso es que como hombre bastante romántico me suelen parecer películas muy almibaradas, que se dirigen a un público femenino almibarado (que no todas las mujeres son almibaradas, ni falta que hace), cosa extraña si uno lo piensa un poco porque suelen hablar de un romanticismo heterosexual. Cine romántico, bien mirado, quizá no hay mucho, porque si una película es romántica para una mujer y no lo es para un hombre, y se supone que se habla de una relación romántica heterosexual, algo falla, se enfatiza en una sola dirección y no se hace un diálogo de miradas ni se intenta un consenso. ¿Eso es romanticismo?. Aimée y Jaguar, sin embargo, logra algo valioso y difícil y es mostrar el amor más allá de su especificidad lésbica (que tampoco oculta, ojo, no se trata de una película que escamotee la sensualidad, componente básico del amor) como algo intenso, profundo y de por vida. Y para mí así es el amor, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, e incluso en la Alemania nazi. Partir de lo específico y alcanzar lo universal es uno de los méritos de este film, justo lo contrario de tantas películas que de lo universal (el amor) se quedan tan sólo en lo particular (cierta mirada femenina bastante tópica, que por cierto bastantes mujeres no sienten como propia). Ah, por último, me ha parecido notable en la película el retrato ajeno a estereotipos sobre el lesbianismo tan comunes en tantas películas, no sé qué opinarán las lesbianas al respecto, pero a mí me da la sensación de que muchas veces se las representa directamente apelando a unos modelos tan planos y carentes de humanidad que más bien parecen caricaturas, al igual que suele suceder en ocasiones con la homosexualidad masculina. Es un paso que se hable de ello, es un paso que se hagan películas sobre ello, pero la cumbre está en hacer películas en las que el amor que no osaba decir su nombre se muestre con la misma naturalidad y dignidad que cualquier amor convencional. Por eso Aimée y Jaguar me parece una película digna de elogio, porque uno se olvida de los detalles -son mujeres que establecen una relación lésbica-, y se pone en la piel de esas personas, y porque el director ha sabido expresar la pasión amorosa.
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