4/10/10

Kihachiro Kawamoto, genio de la animación stop-motion: Shisha no sho (2005)

Shisha no sho (2005) Kihachiro Kawamoto.
A veces, afortunadamente, uno se encuentra algo, o alguien, que demuestra lo limitado que es el lenguaje, y las palabras se quedan más que cortas, como muy humildes y pequeñas, como pidiendo permiso para atreverse a sacar pelín la cabeza. Estas cosas me pasan pocas veces, el amor (tan dicharachero en teoría, y cantarín, en realidad lo que más demuestra es que el amor no se puede expresar con palabras, es rebajarlo al lenguaje) provoca esta timidez del lenguaje, y el arte, en ocasiones también. Y el cine, cuando llega a la magnitud artística de "Shisha no sho", también me deja casi sin palabras. ¿Qué se puede decir de una obra tan sutil, delicada y preciosa, de una joya tan maravillosa, trufada de detalles que elevan el espíritu, encantan la mirada, agrandan los corazones y por si la habíamos perdido nos devuelve la fe en el arte sublime de la animación?. Se puede decir que es una obra maestra, pero incluso decir esto me parece tan poco, como intentar atrapar lo maravilloso en apenas unas palabras. A mí, la emoción que me arrebata de gozo ante esta película... no puedo expresarla, es algo mágico, o espiritual, o trascendente, o... además de una obra que deja en evidencia a tantas obras con ínfulas artísticas, a tanto ombligo de supuesto artista. Esto es arte, sagrado, del que enamora en un certero flechazo entre ceja y ceja, entre sístole y diástole, entre cuerpo y alma, ojosadentro. En esta sociedad en la que abunda tanto la imitación, lo mediocre y el endiosamiento vanidoso, esto es poesía, y uno de los motivos por los que el ser humano aún tiene sentido en este mundo. Un tesoro que derrama sus riquezas como nubes que regalan suavemente su lluvia.
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