Gracias al fenomenal esbilla cinematográfica popular, descubro cada vez más perlas, a menudo ensangrentadas, del giallo. Aquí hay un buen par de ejemplos:
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Programa doble
Giallo
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El ojo del laberinto (1972) Mario Caiano
Una gran sorpresa, y no sólo por los serpenteantes chispazos del relato, sino por la apuesta visual, decididamente audaz, ingeniosa, vencedora, que va más allá de las normas del género y encuentra una identidad propia muy original y estimulante. Se trata de uno de esos films que tienen poco nombre pero mucha personalidad, injustamente poco conocidos. Una joyita.
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El asesino ha reservado nueve butacas (1974) Giuseppe Bennati
Una premisa argumental llena de posibilidades, con influencias bien asimiladas, que el director logra llevar a buen puerto. El film acerca el giallo a lo fantástico tanto como a cierta caracterización y crítica burguesa-social, pero esto, que suena complicado y enmarañado, el director lo va plasmando con oficio, virtud no por poco ensalzada más necesaria. A menudo, las influencias más notables acaban desvirtuadas en las traslaciones empobrecedoras al cine de género, pero no es el caso de este film, una obra de un "buen artesano", realizada con "buen oficio", dos expresiones que merecen ser reivindicadas con urgencia.
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